Un gesto…señor conde.

Señor Conde de Salvatierra,

Después de sus declaraciones en el programa «Salvados» de la Sexta, ha convertido en fenómeno social sus propias declaraciones. Antes que nada, agradecerle su sinceridad, pues les ha abierto los ojos a muchas personas acostumbradas a verle en el papel couché de las revistas del corazón. También por ejemplificar aquello que cuando viajamos fuera de Andalucía y contamos a personas de otros territorios, no nos creen o simplemente achacan la realidad del latifundismo a una exageración propia de nuestro carácter (estereotipos todas las personas tenemos).

Usted declara que le gustaría vivir en la edad media y la verdad es que le creo, pues su forma de despreciar a las personas jornaleras y andaluzas en general suponen una afrenta verbal como pocas veces hemos tenido que soportar ¿Se imagina esas mismas palabras referidas a estereotipos vascos o catalanes? Usted está en su derecho de opinar sobre cualquier aspecto en el uso de la libertad de expresión, que no tengo dudas usted cercenaría con su espada imaginaria (su psicoanalista tiene trabajo de sobra con esto de la espada), pero no a herir. Porque ha herido y lo sabe. También, le recomiendo tratarse de forma específica sus complejos por no haber sido reconocidas suficientemente sus hazañas deportivas en nuestro país. Además no creo que su hermana se merezca que medio país escuche de su propia voz «que no se entera de nada». Le recomiendo una café con ella para resolver, con sinceridad y cariño, los conflictos que entre ustedes exista.

Después de este ejercicio de empatía, me gustaría detenerme, compartir con usted y finalmente hacerle una petición por si tiene a bien. Tiene que ver con un gesto; cuando usted visiona las imágenes de un joven de Montellano, que al ser preguntado por el futuro se expresa con desesperación y pesimismo no exento de timidez, alejada de la seguridad que proporciona el crecer en una familia cuya meta es mantener los privilegios, tierras y posesiones, como usted hace gala en toda la entrevista, hay un gesto en su rostro que me ha impulsado a escribir estar letras. Corresponde con el 1:26 de este vídeo.

Mírese. Media sonrisa con hoyuelos, dedos que mueven las gafas, mirada al interlocutor (Jordi Évole ha flipado con usted como con pocos, estoy seguro), inclinación del tronco. Todo expresa su desprecio por ese tipo de gente: humilde, tímida, precaria, que se expresa con marcado acento y que vive de su trabajo. Ve en él a una persona que no quiere progresar, pero dice que eso no pasa en otras partes como en Andalucía. Lo importante no es lo que dice, sino el gesto de suficiencia y cinismos con el que lo dice. Sí, es el gesto, lo que amplifica el insulto.

Por ello, señor Conde de Salvatierra, mi petición es clara: tenga un gesto. Pero muy distinto al que hemos podido ver por televisión. Despréndase de sus posesiones, vaya con los títulos de propiedad de las tierras que van de Sur a Norte  -el nobiliario no hace falta, ni tampoco el de un piso porque cuando defendemos el derecho a techo también le incluimos a usted, también el de un vehículo sin incluir chófer claro está- y deposítelos en la Junta de Andalucía, a modo de reforma agraria retroactiva y de esta formo hará dos cosas: no tener más quebraderos de cabeza al administrar todo ese patrimonio y demostrarse a sí mismo -y a sus hijos- que usted si es de esas personas que tiene ánimo de progresar. Un gesto…señor conde, un gesto.

PD: algunas personas estamos empeñadas en que las personas jóvenes tomen las riendas de sus destinos. Llevamos años haciendo lo imposible por convertir en energía transformadora las condiciones precarias de vida. Hemos conseguido mucho, aquí en Andalucía, también en Montellano. Cuando quiera se lo explicamos. Le dejo mi contacto en su web por si se anima a tener el gesto, contará con mi decidida colaboración.